El buen desempeño de su profesión lo llevó a tener grandes logros, hasta ser nombrado director de la Escuela Nacional de Medicina en 1935.

ARROJADO A LA CAUSA

En 1913, Baz participaba en un grupo que se reunía de forma habitual, con el fin de comentar los asuntos políticos que sucedían en ese entonces. Cuando ocurre la Decena Trágica y Francisco I. Madero es asesinado, el grupo es delatado y forzado a huir. “Es en ese momento cuando Baz entra al movimiento revolucionario, pero como él mismo lo dijo en algún momento de su vida, se ve prácticamente arrojado a la revolución”, detalla el investigador, quien ha combinado la docencia y la investigación histórica, con la práctica de la administración pública. Los miembros de las reuniones decidieron cambiar de sede y se dirigieron al sur, para integrarse a los revolucionarios zapatistas. “Baz no se introduce a la revolución para matar a otros congéneres, sino para ayudar a quienes eran víctimas de las balas y las metrallas enemigas y ayudarlos con los conocimientos que comenzaba a tener, pues apenas había cursado el primer año de la carrera de Medicina en la Escuela Nacional de Medicina, gracias a una beca que le da el Ejército”, comenta Alanís Boyzo.